Los seguros son los grandes «incomprendidos» de los consumidores faltos de educación financiera. Sin embargo, como saben las personas previsoras, los seguros cumplen una función de protección de las personas y de las cosas que, a cambio de desembolsos proporcionalmente reducidos, nos permiten contar con la protección y tranquilidad. ¿Por qué jugamos a la Lotería Nacional en la esperanza de que algo bueno caiga, cuando un seguro es la esperanza cierta de que si tienes mala suerte, al menos habrá una reparación económica a la que aferrarse?
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