En el anterior Capítulo del Curso sobre pobreza de #Finlit hemos visto cómo es difícil salir de la pobreza, pero al menos en España contamos con recursos contra la pobreza, en forma de acción social pública y privada por parte del Tercer Sector de Acción Social. En este nuevo Capítulo vamos a abordar el asunto de la educación recibida, y cómo afecta a las oportunidades de las personas o afianza su pobreza.
Me basaré en varias y fuentes, pero el grueso del trabajo procede de la información publicada «Global Education«, de los investigadores Max Roser y Esteban Ortiz-Ospina publicada por la ONG inglesa Global Change Data Lab.
Tabla de Contenidos
La educación como derecho (y deber)
La educación se acepta que es un recurso fundamental de cada persona y de la sociedad en su conjunto. Por ello, los poderes públicos exigen un nivel de educación básica obligatoria pero permiten que cada cual decida sobre titulaciones superiores y de especialización.
En los siglos XIX y XX se produjo en todo el mundo un avance considerable de la tasa de alfabetización de las personas. Es decir, en su capacidad de leer y escribir. De hecho, en 2016, la tasa global de analfabetos se calcula en el 13,98 de la población mundial, viniendo de un 78,6% en 1900, y de un 18,1% en 2000 (OCDE/Unesco).
Pero aún hoy, algunos países africanos subsaharianos (precisamente los que vimos en el Capítulo 2 que no lograrán salir de la pobreza extrema en 2030), sigue habiendo un 50% de población juvenil analfabeta.
Mucha de la culpa de esta situación la tiene el hambre y la pobreza en sí, ya que estos niños, abandonan la escuela muy pronto (entre los 6 y los 8 años), para dedicarse a tareas del campo o del hogar (búsqueda de agua, madera, cuidado de los animales, etc.). Y también la brecha de género: las niñas abandonan mucho antes que los niños la educación primaria en estos países (en la secundaria es al revés). Esto condiciona las oportunidades posteriores en la vida de las mujeres, relegándolas a ocupaciones de sostenimiento familiar y gestión del presupuesto familiar (oportunidad).
¿A quién corresponde el esfuerzo del gasto social en educación? Las estadísticas de la OCDE muestran claramente cómo el sector público aporta el 90% del esfuerzo en educación primaria y secundaria en la mayoría de países, frente a instituciones y entidades privadas.
Y dentro del importante papel del sector público se puede medir el % del PIB que se dedica por cada país a educación. España dedicaba en 1993 un 4,7% del PIB a educación, en línea con Alemania, pero por debajo de Reino Unido, Francia o Noruega.
Educación y pobreza
Esta gráfica de abajo muestra la terrible relación directa entre nivel educativo y renta per cápita de los principales países del mundo. El eje de ordenadas (vertical), muestra el nivel obtenido en tests de conocimiento y el de accisas (horizontal), la renta per cápita. España con una renta per cápita por encima de los 30.000 dólares, está en el cuadrante superior derecho.
Pero una mayor educación no siempre garantiza un reparto equitativo de los ingresos porque las oportunidades y la prosperidad en la vida no están bien repartidas. Y porque, la diferencia la hace el presupuesto que las familias dedican a la educación superior universitaria. Fíjate en cómo en Corea del Sur, Reino Unido, EEUU o Japón las familias invierten en educación superior (de pago), importes superiores a los gastados en educación secundaria y primaria (cubierta por el sector público). En otros países como España, Francia, Austria o Bélgica, se tiende a gastar proporcionalmente algo más en universidades que en ESO y primaria, porque hay una universidad pública a la que van quienes no se pueden permitir una universidad privada.
Hay en el mundo una gran desigualdad en las rentas de los países y sus ciudadanos, y se pueden medir con certeza a través del coeficiente de Gini.
Desigualdades de ingresos
La siguiente gráfica muestra el «coeficiente de Gini» mundial. Es una gráfica ideada por el estadístico italiano Corrado Gini que mide la desigualdad en los ingresos, en este caso mundial. En una sociedad equitativa, el 1% de las personas ganaría el 1% de las rentas, el 5% el 5% y así. Esto se representa mediante la «línea de igualdad», que en este caso sería una diagonal perfecta, dando un coeficiente de Gini = 0. Al contrario, una economía en la que el Gini fuera 1 o muy próximo a 1, significarían que una persona ganaría el 100% de los ingresos o prácticamente el 100%.
Esta gráfica de arriba a la izquierda representa la distribución de la riqueza en el mundo repartida en 5 grupos de personas, cada uno representativo del 20% de la población mundial.
El 20% de la población solo tiene un 5% de las rentas mundiales mientras que, en el otro extremo, el 20% de la población más rica, se lleva el 50% de la riqueza mundial.
Estas gráficas muestran la importancia de las políticas redistributivas de la riqueza y la necesidad de sistemas impositivos progresivos donde aportan más a la comunidad los que más ingresan. Esto permite, en teoría dar prestaciones públicas para los que más lo necesitan, como veremos en otro Capítulo de este Curso sobre pobreza de #Finlit.
Nivel de educación e ingresos
En esta última parte de este Capítulo corresponde mostrar la relación entre nivel de educación recibida y rentas obtenidas por la población.
Esta gráfica del informe «Education at a Glance» (2015) de la OCDE relaciona la educación individual recibida y la renta obtenida ingresos. Muestra las rentas de trabajadores con educación terciaria comparados con los ingresos de los trabajadores con educación secundaria. La diferencia es muy abultada en Brasil, Chile y Colombia donde hay menos gente con estudios superiores, por lo que, por la ley de la oferta y demanda, sus ingresos son proporcionalmente mayores que los de los que solo llegaron a la ESO.
En todos los países de la OCDE para los que se dispone de información, cuanto mayor es el nivel de educación, mayores son los ingresos relativos.
Finalmente, estos estudios demuestran que en las sociedades donde un mayor de personas alcanzan estudios superiores, son más fuertes sus democracias, tienen una salud buena y la fe y crédito hacia los demás compatriotas (confianza interpersonal). Es decir, son países más prósperos y estables.
En el siguiente Capítulo de este Curso sobre pobreza de #Finlit, profundizaremos aún más en la importancia de la educación en pobreza, desde un punto de vista menos global y macro, hacia lo micro.
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