Una vez que salen del instituto y se plantean la entrada en la universidad, los jóvenes de 20 años hoy se enfrentan al dilema de tener que estudiar para garantizarse una titulación que les permita acceder a un trabajo cualificado, y a su vez, tener que depender de sus padres para que les costeen sus estudios.
Frente a este remedio, muchos jóvenes simultanean estudios y trabajo, dedicando largas jornadas a salir adelante con la menor interferencia de sus padres.
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