El mundo del comercio electrónico e Internet está suponiendo una auténtica revolución. No sólo para los usuarios, que cada vez tenemos más y mejores servicios. También para las empresas tradicionales, acostumbradas a estar protegidas por todo tipo de barreras de entrada, que ahora ven cómo nuevas empresas tecnológicas, las fintech, les amenazan con desbancarlas gracias a la agilidad, originalidad y usabilidad de sus aplicaciones y servicios.
En este post vamos a hablar sobre cómo las fintech (neobancos, agregadores de cuentas bancarias, medios de pago digitales, comparadores de productos financieros, etc.) están revolucionando el panorama de los servicios financieros prestados por la banca tradicional. Es tal la presión que están ejerciendo que están desafiando (challengers) a los bancos tradicionales (incumbents) que cuentan con un «legado» (legacy), que no les permite avanzar con agilidad.
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Qué es una fintech
El término fintech proviene de la contracción de los términos ingleses «finance» y «technology«. El término se puede aplicar tanto a una empresa concreta (una fintech) como a la industria que las engloba a todas. Es decir, industria que trata sobre las empresas de servicios financieros desde un punto de vista tecnológico, orientada a la usabilidad y simplificación de los procesos cara al usuario, y en interfaces móviles sobre todo.
La originalidad de estas empresas, a mi modo de ver, radica en varios aspectos:
- No pretenden servir a todo tipo de usuarios con decenas de servicios. Es decir, que suelen huir de soluciones generalistas.Todo lo contrario, se especializan en uno o en pocos servicios, que ofrecen a sus usuarios en mejores condiciones que la banca clásica. Estos tienen un perfil joven, urbanita, conectado y deseoso de operar con su móvil, a cualquier hora, y sin necesidad de intermediarios.Es decir, se centran en una necesidad concreta o en un nicho de mercado. Y lo hacen todo mejor y más rápido, partiendo de un interfaz móvil. Y a partir de ahí desarrollando una capa visual para el ordenador de sobremesa y la tablet.
- Su modo de trabajo es el contrario al de la banca tradicional, donde prima el análisis concienzudo, el análisis coste-beneficio de cualquier inversión o la robustez de los sistemas informáticos con medidas clásicas de protección que hacen estos sistemas muy rígidos, y difíciles de modificar.Esto aderezado con la intervención de decenas de personas en una estructura jerarquizada a la hora de tomar decisiones. Cosa que ralentiza cualquier respuesta ágil a una necesidad de los usuarios.
- Su modo de trabajo es el de prueba y error. Si algo no funciona no pasa nada, se aborda de otra manera y se vuelve a probar. También dedican mucho esfuerzo a medir continuamente la mejora de la conversión de sus aplicaciones mediante versiones distintas, quedándose con la que mejor funcione.
- Ponen al usuario en el centro de todo y son muy transparentes en sus condiciones. Huyen de la letra pequeña.
- Permiten hacer todo tipo de gestiones a distancia, sin necesidad de pisar una sucursal bancaria.
Un ejemplo de fintech revolucionaria en banca es N26 un neobanco con una reputación excelente, que está ofreciendo todo tipo de servicios bancarios a distancia, sin necesidad de oficina. Este banco alemán tiene licencia para operar a distancia en toda Europa y ofrece varios tipos de cuentas bancarias para particulares y empresas. Como muestra de su originalidad, permite crear subcuentas diferenciadas de la cuenta bancaria principal (huchas de ahorro), para que cada usuario pueda desviar parte de su ahorro a objetivos concretos. Algo que desde Finlit he recomendado muy a menudo.
Por qué están revolucionando los servicios financieros
Este tipo de empresas tecnológicas se caracterizan por anteponer al usuario sobre la tecnología. Primero está el usuario, y luego la tecnología que le permita resolver sus problemas y necesidades financieras diarias.
En las antípodas de este modelo, a mi modo de ver, los bancos comenzaron primero con tecnología y procesos pensados para sí y no para el usuario. Y a esa capa tecnológica robusta, pero muy rígida, la vistieron después con sus colores corporativos y la ofrecieron a los usuarios. Pero en cuanto el usuario quería hacer algo diferente o de otra manera, la respuesta era «lo sentimos».
Qué puede hacer la banca para defenderse
Desde luego, lo último que debe hacer es quejarse e intentar denostar y despreciar a este tipo de iniciativas ya que la amenaza que se cierne sobre ellas es grande.
Uno de los argumentos que utiliza la banca es alegar que el marco regulatorio de las fintech (muchas de ellas basadas en Reino Unido) es menos exigente que el español. Y que eso hace que sean empresas menos reguladas y menos seguras para sus clientes que los bancos.
Pero esto no deja de ser un pequeño pataleo porque realmente las fintech cumplen con la normativa y están sujetas a las mismas garantías, cautelas, auditorías, etc. que cualquier banco tradicional. Pero posiblemente han sido más despabiladas que la banca, aprovechando las ventajas de un mundo global y de Internet, para ganar en agilidad a aquélla.
En realidad, al final se trata de anteponer al usuario sobre el servicio bancario. Se analizan y conocen bien sus necesidades y se proponen aplicaciones lo más sencillas posibles para resolverlas. Luego se desarrolla la capa de usabilidad, que trata de responder a todas las objeciones y dudas que puedan surgir por el camino, y posteriormente se aplica la capa de diseño, que suele ser minimalista, y por ende espectacular.
Es lo que se conoce como el «customer journey» (el viaje del consumidor), que debería anticiparse incluso al momento en el que el usuario no sabe que va a tener una necesidad (financiar una vivienda por ejemplo), e ir dándole soluciones.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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