¿Conoces la historia del hijo pródigo? Está en la biblia, en el Evangelio de San Lucas (cap. 15, 11-32) y trata de un padre que tenía dos hijos. El hijo menor un día le pidió toda su parte del ahorro familiar a su padre y se fue a otro lugar lejano, gastándoselo todo al poco tiempo. Cuando, una vez arruinado, tuvo hambre y no sabía qué hacer, decidió volver a su casa a la espera de un temible castigo por parte de su progenitor. Pero al verlo llegar tras meses de su partida, su padre lo abrazó y ordenó preparar una gran fiesta por su vuelta a casa.
El hermano mayor que había permanecido fiel a su padre, trabajando en su hacienda, se puso celoso. No entendía por qué festejar la vuelta de su hermano, despojado de los bienes que se llevó. Pero el padre le corrigió, diciéndole que su hermano menor realmente había vuelto a nacer después de estar perdido (mientras se gastaba todo de mala manera).
Esta parábola habla de un hijo que gastó todo lo que tenía, de un hijo pródigo.
Se dice que una persona es pródiga, cuando derrocha, cuando gasta mucho, cuando gasta más de lo que tiene.
Y el contrario del pródigo, su antónimo, es el frugal. Una persona frugal es la que ahorra mucho, la que es austera. Frugalidad y austeridad son, por tanto, sinónimos.
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La paradoja de la frugalidad
La paradoja del ahorro (en Economía se conoce como paradoja de la frugalidad o paradoja de la austeridad) dice que cuando las familias (hogares) y las empresas temen que la situación económica va a ir a peor, priorizan y miran más en qué lo gastan, gastan menos, y por tanto ahorran más dinero que lo habitual.
En esta situación de “contracción” de la demanda de la familias, como la fórmula del ahorro = ingresos – gastos, es mejor, y lo que se ahorra se invierte, se podría pensar que las finanzas familiares y del país deberían mejorar, y sin embargo se produce el efecto contrario de lo que se esperaría.
Los economistas han concluido que se produce una paradoja: las empresas, al vender menos de lo esperado por el aumento inesperado del ahorro familiar, comienzan a reducir su producción y a despedir a algunos de sus empleados, y al final todo se contrae, la economía va peor.
A este comportamiento de los consumidores y sus efectos sobre la economía se le conoce como “paradoja” porque un comportamiento que en principio es “virtuoso”, es decir, actuar de forma previsora para ahorrar más por si las moscas, termina siendo perjudicial para las empresas y la economía del país.
Esta paradoja (alimentada por los keynesianos de la segunda posguerra mundial en el siglo xx) viene a decir que si en una recesión económica todos los habitantes tratan de ahorrar más llevados por el miedo a tener dificultades futuras (gastan menos y por tanto dedican un mayor % de sus ingresos recurrentes al ahorro), la demanda de todos los ciudadanos (demanda agregada) caerá, y con ella la producción de las empresas, que verán cómo no venden todo lo que antes producían, y el ahorro total de la población será igual o más bajo. Por eso, para esta corriente de pensamiento económico promueve el recurso a un mayor gasto público en épocas de recesión, con el objeto de estimular la demanda, aunque sea a costa de un mayor endeudamiento futuro.
Paradoja del ahorro
La teoría económica nos enseña que:
el comportamiento opuesto al de la paradoja de la frugalidad, es decir, gastar más ahorrando menos, es beneficioso para la economía de un país, aunque no lo sea para nosotros y nuestro presupuesto familiar.
Volvamos a la paradoja de la prodigalidad. Cuando los hogares y las empresas ven el presente y futuro próximo con optimismo, se animan y gastan más en el presente, lo cual estimula a la economía: las empresas venden más, contratan a más trabajadores y obtienen beneficios.
Todo este comportamiento expande aún más la economía. Por tanto,
gastar más (ahorrar menos), que a priori es un comportamiento que en principio podríamos calificar de “derrochador”, paradójicamente (en contra de lo esperado) conduce a un mayor bienestar para todos.
Eso es lo que, en resumen, viene a decir la paradoja de la frugalidad o del ahorro.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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