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Hazlo tú mismo
El «Hazlo tú mismo», en inglés «do it yourself (DIY)», es una de las mejores formas de ahorrar dinero y de poner a trabajar tus capacidades innatas y tus recursos. Se suele asociar a actividades de bricolaje y jardinería, pero hacer algo por ti mismo/a es mucho más. Es una actitud que te hará mucho más independiente del «mercado». Y que te permitirá ahorrar mucho dinero.
Este concepto está también muy relacionado con la economía circular y con la necesidad de reducir el consumismo. Dando una nueva utilidad a las cosas o arreglándolas para que duren más, estamos contribuyendo al ahorro personal y evitando mucho daño al medioambiente.
Una cultura propia
Hoy en día, el hazlo tú mismo ha superado las etapas del bricolaje y jardinería para convertirse en una «cultura propia». El fenómeno do it yourself abarca el diseño, creación, personalización y reparación de artículos o cosas por personas sin capacitación especial.
La psicología dice que el hazlo tú mismo es un comportamiento accionado por elementos de mercado (ahorro, economía familiar, escasez de productos o necesidad de personalizar un producto) pero también de identificación personal (artesanía, empoderamiento social, búsqueda de alternativas a lo estándar, autenticidad de la producción).
Es tal el efecto positivo que produce en las personas la realización por cuenta propia de una tarea, producto, remiendo o creación, que los expertos lo llaman ya «el efecto IKEA».
El efecto IKEA
Los profesores Dan Ariely, Michael Norton y Daniel Mochon tienen un interesante ensayo publicado en Harvard Business School titulado «The Ikea Effect. When labor leads to love«.
En él sostienen que realizar una tarea más o menos compleja puede llevar al «amor» (propio y de los demás) si se resuelve de forma exitosa. Porque los seres humanos experimentamos un aumento en nuestra valoración cuando realizamos tareas DIY. Si te fijas, tiene que ver también con la necesidad que tenemos de aprecio y estima propios y de los demás.
Cuentan los autores, expertos en economía conductual (behavioural economics) que, cuando en los años 1950, los fabricantes alimentarios introdujeron masas pasteleras instantáneas para facilitar la tarea a las «amas de casa» estadounidenses, precisamente por lo fácil que se lo ponían, no tuvieron buena acogida.
Analizando este comportamiento a priori contradictorio, decidieron «complicar» la tarea, obligando a agregar un huevo y mezclar la masa para poder preparar un pastel. Y funcionó. La tarea añadida fue el ingrediente crucial en la venta masiva de esta nueva categoría (Shapiro 2004).
Es decir, que en contra de lo que se pudiera pensar, añadir tareas a un producto como su montaje o transporte, incrementa el valor percibido de compra. O dicho de otra manera, que hay ciertos costes de producción de un producto que pueden ser trasladados al cliente sin que se deprecie el valor percibido del producto. Ni el precio a pagar.
¿Qué empresa ha sabido interpretar esto para cobrarnos por hacernos trabajar en casa? IKEA. Cuando después de varias horas peleando con tablas, tornillos y tuercas veas la estantería Billy montada en tu salón, «labor leads to love» (la tarea se convierte en amor por la estantería, y por Ikea, claro).
Orígenes del DIY
El hazlo tú mismo eclosionó como propuesta comercial en los años 1960. Se trataba de poder construir, montar, modificar o reparar cosas para darles una segunda vida, evitando tirar y comprar algo nuevo. Y todo por uno mismo, sin la ayuda directa de expertos o profesionales.
Pero los historiadores hablan una estructura griega del siglo VI a. C. descubierta en unas ruinas al sur de Italia. Estas ruinas, según Wikipedia, parecían venir con instrucciones de montaje detalladas.
Y en Estados Unidos, en la primera mitad del siglo XX vieron la luz revistas de bricolaje como Popular Mechanics (1902) o Mechanix Illustrated (1928). Era una forma de llegar a las poblaciones más dispersas del vasto país. Y de venderles herramientas y materiales.
Ventajas del Hazlo tú mismo
La principal ventaja a mi modo de ver del DIY es la satisfacción personal de hacer algo que, a priori, parecía complicado y te generaba dudas sobre tus capacidades personales.
La segunda es el ahorro que supone evitarte la visita de un profesional a domicilio o llevar algo a reparar. O tirarlo sin reparar para tener que comprar uno nuevo.
Luego están las ventajas psicológicas en forma de motivación personal y sentimiento de utilidad y aprovechamiento de habilidades que uno tenga. E incluso, el hazlo tú mismo puede ser una oportunidad, si se es especialista en algo, para montar un negocio y poder obtener ingresos.
Por último, la ventaja del do it yourself es que genera un movimiento social más justo con las cosas y la naturaleza. Arreglar y buscar nuevos usos para las cosas que tenemos nos hace menos dependientes de los demás, de los mercados, de las materias primas.
De alguna manera el DIY nos devuelve a los orígenes de las revoluciones industriales que trajeron progreso pero también muchas externalidades. En aquellas épocas, las personas producían para autoabastecerse, trocaban sus excedentes en los mercados por los de otras unidades familiares y no conocían la fiebre consumista de nuestros días.
Inconvenientes del DIY
El principal problema del DIY es que, si no eres muy habilidoso y experimentado en una tarea, puede que salga un desastre. o incluso puede que «rompas» algo y cueste más el collar que el perro. El DIY lleva mucho tiempo salvo que se sea un experto en la tarea.
Otro inconveniente es que a veces es más caro reparar algo que comprarlo nuevo. Esto fomenta que tiremos cosas que podrían tener una segunda utilidad.
Por último, si lo hacemos todo nosotros, los que vivan de arreglar o mejorar tendrán una menor actividad profesional y disminuirán sus ingresos.
Hazlo tu mismo: ideas de ahorro
Piensa en todas las cosas que puedes hacer por tí mismo/a cada día y verás cómo ahorras:
Producir tus propios alimentos
Desde tener un pequeño huerto con producción propia hasta elaborar tu propio pan o tus yogures en casa. Tener un pequeño gallinero en el campo del que abastecerte, hacer tu propio vino…
Producir detergentes y jabones
Hacer tus propios jabones y detergentes caseros es cuestión de química.
Desplazarte
Desplazarte a pie, en bicicleta o patinete y similares es una forma de hacerlo tú mismo. De no depender de nadie.
Vender tus manualidades
El poder de las manos es infinito. Fíjate en la de cosas que puedes hacer de manera artesanal con tus propios recursos y venderlas a través de webs especializadas en artesanía como Etsy.
- camisetas
- regalos personalizados
- bisutería y joyería
- velas aromáticas
- cosméticos naturales
- artículos de cerámica
- servicios variados
Trámites que ahorran dinero
Estar informado sobre cómo pedir un certificado de nacimiento en el Registro Civil o cualquier otro trámite administrativo gratuito sin pasar por un tercero que te haga la gestión a cambio de un precio.
Hacer las cosas por ti mismo/a, en el fondo, si lo piensas, es un acto de madurez vital impresionante. Le estás diciendo el mundo: aquí estoy yo y me propongo hacerlo yo mismo/a, sin necesidad de ayuda. Y si no sé, aprenderé a hacerlo gracias a Internet, que tiene mucho de bueno y de malo, pero recursos para aprender, tiene millones.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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