Gestionar las finanzas personales es una de las tareas más difíciles para las personas. Parece que si no hay alguien que nos guíe estamos perdidos. Y de hecho lo estamos si se echa un vistazo a la forma en que gastamos y consumimos y nuestro enfoque cortoplacista. En este post te decimos, ¡basta, para y gestiona las finanzas personales! Veamos cómo a través de los principales errores que cometemos.
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Gestiona como si de una empresa se tratara
El Derecho distingue, a efectos de derechos y obligaciones, dos tipos de personas, las físicas y las jurídicas. Ambas pueden, si tienen capacidad para obrar, ser titulares de obligaciones y derechos. La diferencia es que, en un caso se trata de humanos, y en el otro de entidades dirigidas por humanos.
Pero, para sobrevivir, ambas tienen la necesidad de tener claro para qué están aquí, cuáles son sus objetivos y metas, y cómo los alcanzarán de forma equilibrada.
En finanzas ocurre algo parecido, pero con una diferencia: una empresa que quiera pervivir en el tiempo y cumplir su objetivo (maximizar el beneficio de sus accionistas) debe trabajar con un presupuesto y unas finanzas ordenadas.
Y, sin embargo, la mayoría de las personas físicas, nos comportamos de forma bien distinta. Para empezar, la mayoría no tiene ni idea de cómo se maneja un presupuesto. O prefieren que otro lo haga por ellas, ya sea la pareja, o peor aún, un banco, un cuñado o un «amigo». Y así nos va. Veamos cosas que te impiden gestionar tus finanzas personales.
Presupuesto de ingresos y gastos
Un presupuesto de ingresos y gastos equilibrado es la mejor forma de ordenar las finanzas personales. También entender los flujos de dinero de esos ingresos y gastos nos ayudará a no incurrir en números rojos (no hay caja para pagar una factura, porque aún no hay un pago para atenderla).
Por el lado de los gastos, ya hemos hablado muchas veces de la necesidad de entender los distintos tipos de gastos y dividirlos en:
- Gastos imprescindibles: responden a necesidades recurrentes como la vivienda, la alimentación o la salud. Sin ellos, probablemente no podremos realizarnos como seres humanos, así que merecen una especial protección y son prioritarios.
- Gastos prescindibles: son todos los gastos que hacemos inconscientemente, a diario, llevados por la publicidad y todo tipo de estímulos como la imitación, el deseo, la envidia, etc. Es aquí donde tendremos que hacer sacrificios si nuestros ingresos no son capaces de cubrir nuestros gastos.
- Gastos extraordinarios: son gastos grandes que conocemos a priori y no suelen ser recurrentes, pero importantes en volumen. Hay que tener bien previstos ingresos suficientes cuando nos vienen. Por ejemplo, el seguro del coche o el pago de los libros de texto de los niños.
- Gastos imprevistos: son gastos que no podemos conocer y que, cuando llegan, nos dan un palo fuerte en las finanzas. Lo más importante para cubrir estos gastos es contar con un remanente siempre disponible. Es lo que se conoce como fondo de emergencia.
Sólo conociendo y analizando nuestros 4 tipos de gastos podemos elaborar el presupuesto de gastos.
La vivienda, el mayor gasto de todos
De todos los gastos de las familias, la vivienda en alquiler o en propiedad, supone el mayor de los desembolsos recurrentes en los que incurrimos los consumidores. Las cuotas de los préstamos hipotecarios o el pago de alquileres suponen un 31,8% del total del presupuesto familiar según la EPF del INE.
Por tanto se trata de un gasto imprescindible que debemos controlar pero que podemos intentar reducir. Si ya tienes una hipoteca es recomendable hacer comparaciones de condiciones financieras cada cierto tiempo. Y, si encontramos un préstamo hipotecario con mejores condiciones plantear a nuestro banco una novación de las condiciones. O cambiar de hipoteca por subrogación a otra entidad, ya que no tiene apenas costes.
La alimentación, salud y suministros
Los demás gastos imprescindibles de nuestro presupuesto familiar son el gasto en alimentación, suministros (luz, agua, gas, telecomunicaciones) y la salud. En estos está claro que se puede hacer poca cosa, aunque la pandemia, y las restricciones de reunión y distancia social están haciendo mucho por nuestro bolsillo estos meses (no tanto por el de los pobres autónomos de bares y restaurantes).
De nuevo, la comparación de tarifas eléctricas y de gas es un buen aliado ya que hay decenas de comercializadoras con buenas ofertas de energía. Algunas incluso producen energía verde con muy bajas emisiones al medioambiente y a buenos precios por kWh.
Y en cuanto a las compañías de telecomunicaciones (Telefonía fija y móvil + Internet), es muy recomendable llamar a nuestra operadora para ver si ha pasado ya nuestro compromiso de permanencia y plantearles una mejora de la tarifa (en precio o en servicios incluidos) o cambiar de operadora.
Según la CNMC, en enero de 2021, más de 186.000 líneas de móvil cambiaron de operadora, casi 40.000 líneas de banda ancha y 15.000 líneas fijas también.
Asegurarse ingresos suficientes
Para hacer frente a los gastos de nuestro presupuesto necesitamos ingresos. Si los ingresos no son suficientes podemos recurrir, como hace tanta gente, a la financiación ajena. Pero cuanto menos lo hagamos y menores nuestras dependencias de préstamos y créditos, mejor, está claro.
Yo en qué soy bueno/a
Por el lado de los ingresos la primera cosa que tienes que ver es en qué eres bueno/a y cómo puedes mejorar en esa actividad o especialización para poder subir tu «caché». Tu caché es el valor que el mercado paga por tu conocimiento y experiencia.
Ambos te aportan distintos valores en cada etapa de la vida. En general, cuanto mayores son la experiencia y el conocimiento o especialización, mayor el caché.
Muy relacionada con la experiencia por la que se paga tu «precio» de mercado está la formación. Por ello, si no tienes experiencia ya estás tardando en empezar a trabajar tu especialidad. Y si te has quedado atrás, fórmate de forma continuada. Con Internet es bien fácil, y no siempre hay que pagar. Hay miles de recursos gratuitos disponibles online.
Siempre digo que cualquier desembolso en formación que nos ayude a subir nuestro caché, o a diferenciarnos de los demás, siempre se tiene que ver como inversión y nunca como un gasto.
No llego a fin de mes
Si no llegas a fin de mes, tienes que actuar sobre tus gastos (empieza por limitar los gastos prescindibles) o sobre los ingresos (más horas en el curro, dos curros, inversiones productivas, ingresos recurrentes fuera del trabajo, formación, especialización, etc.).
Y mucho mejor, actúa sobre los dos a la vez y verás cómo la resultante se pone en números negros pronto.
Hacia el presupuesto equilibrado
Está claro que sanear una empresa (o una economía personal) es una tarea que requiere tiempo, recortes y reformulaciones. Pero de eso va la vida, de reinventarse, de parar, analizar y corregir desviaciones.
Aplica los principios de la empresa privada a tu presupuesto personal y verás lo fácil que es gestionar tus finanzas personales.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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