Empezar un negocio por tu cuenta es una de las aventuras más duras a la que se enfrentan muchas personas. En este post estoy pensando más en el profesional de edad avanzada que ha trabajado toda su vida por cuenta ajena, viéndose de repente fuera del mercado laboral. Para este tipo de profesionales, el cambio mental que supone pasar de ser parte diminuta de una organización a ser «la organización», puede ser traumático.
Para mí que he pasado por ese trance tras 25 años en el mundo de la empresa multinacional, ha sido un proceso digno de compartir. En este post te voy a hablar de los tres requisitos para mí necesarios para tener éxito en este cambio de paradigma que significa empezar un negocio por tu cuenta. La primera es el conocimiento de un mercado y de lo que significa «gestionar». El segundo conocer el canal en el que te vas a mover para comercializar tu idea de negocio. Por último, la gestión financiera de tu negocio, por muy pequeña que sea. Esta incluirá la gestión de tu tesorería, la disyuntiva entre recursos propios o petición de una linea de credito online y el apalancamiento financiero cuando toque crecer.
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La idea de negocio
Todos somos buenos en algo. Todos tenemos una afición, un producto, un servicio que nos gusta y nos atrae desde siempre. Si venimos de trabajar en la empresa privada, seguro que hemos dedicado tiempo extra tras la jornada laboral a esa afición, hobby, o como lo quieras llamar.
Si no es así, hemos trabajado en un sector y campo de actividad lo suficiente como para conocer muy bien ese mercado. Seguro que conocemos los distintos competidores y para cada uno sus puntos fuertes y débiles. Sus precios, los márgenes con que operan, los precios a los que venden y sus campañas de animación comercial.
Y si somos sagaces habremos detectado una necesidad que las empresas no han cubierto. Bien porque sean demasiado grandes, bien porque la tarea no sea «core» para ellas, o bien porque prefieren que otro les preste ese servicio. Es el momento de aguantar la respiración y decidirse a dar un paso adelante. Cubrir necesidades mal satisfechas o mejorables, de eso trata una idea de negocio.
El canal en el que operaremos
Una vez que tengamos clara la idea de negocio que queremos promover tocará elegir el canal en el que la desarrollaremos. Por canal nos podemos referir a dos cosas a la vez. Por un lado, hay negocios dirigidos a los consumidores finales donde el precio y la disponibilidad son muy importantes. Es lo que se conoce como B2C (Business to Consumer). Y luego, por contraposición, están los negocios entre empresas, que se conocen como B2B donde se establecen relaciones de confianza, profesionalidad, durabilidad, etc.
Otra forma de entender un canal puede ser por el lugar donde venderemos nuestro producto o servicio. Personalmente me inclino por el canal digital porque llevo trabajando en él desde el año 2000, con lo cual son ya 21 años de experiencias en distintos tipos de negocios, B2C y B2B, de productos y servicios.
Si te decides por el canal físico tradicional, se trata de un trámite difícil. Y lo es no solo por la burocracia a la que te enfrentarás, sino también por el coste inicial que supone abrir un comercio o una oficina desde la que prestar servicios. En el caso de una tienda física debes hacer frente a una fuerte inversión inicial para cubrir aspectos como la reforma del local o su acondicionamiento. También tendrás que afrontar la necesidad o no de contratar colaboradores que pasen a formar parte de tu empresa, y gestionar sus turnos de trabajo. Y qué decir de la compra de mercaderías y material para tu tienda.
Todo esto supone un gran desembolso inicial que se puede afrontar con recursos propios, recursos ajenos (préstamo personal, línea de crédito, etc.), o una mezcla de ambos.
Tesorería y financiación
El tercer elemento para mí importante cuando emprendas abriendo por tu cuenta un negocio es el relativo a los aspectos financieros. Para mí hay dos elementos clave en un nuevo negocio: la gestión de la tesorería y la financiación.
La tesorería es el dinero contante en tu caja (física para pequeños gastos, y en la cuenta corriente de tu empresa). La tesorería tienen que ser suficiente como para ser capaz de atender tus obligaciones de pago a corto plazo. Piensa en la nómina de los empleados (y la tuya propia), cada fin de mes. La compra de mercaderías para reposición, o el pago del alquiler de tu local y demás proveedores.
Si tus ingresos y cobros no llegan a tiempo, tu tesorería no será capaz de afrontar estos pagos y tendrás un serio problema. Para estos casos, la mejor solución es abrir una línea de crédito con una entidad financiera.
La diferencia entre esta línea de crédito y un préstamo es grande. Un préstamo supone ingresar una cantidad de dinero determinada y comenzar a pagar un interés periódico por el total del dinero prestado. Por su parte, la línea de crédito es un máximo de dinero que se nos concede en función de nuestro volumen y solvencia, que nos permite ir disponiendo solo del dinero que se necesite en todo momento. Y por supuesto, pagando intereses solo por el saldo dispuesto en cada momento.
Gracias a la línea de crédito, podemos hacer frente a los déficits de tesorería por el desfase que en toda empresa suele haber entre el flujo de ingresos y los gastos, especialmente al empezar un negocio. La ventaja de las líneas de crédito online es la facilidad con la que se pueden obtener. Y la rapidez.
Hoy en día existen comparadores de productos financieros que te permitirán acceder en una misma pantalla a los créditos de distintas entidades, pudiendo ver rápidamente sus condiciones económicas. Gracias a este servicio, que para el usuario es gratuito, podemos acceder a financiación para nuestro negocio, con poco papeleo y sin tener que desplazarnos, al ser todo un proceso online.
Emprender, confiar y vencer
Lo que define al emprendedor exitoso del que fracasa es la confianza en sus posibilidades. Créeme, tanto si llevas muchos años en la empresa privada y te ves de repente en la calle, como si eres joven y con poca experiencia. La confianza en uno mismo, la investigación y experimentación continua, hablar con tu cliente y apoyarte en profesionales y recursos como la financiación ajena que te permitan obtener apalancamiento financiero, son la clave. ¿Te animas a emprender? Hablemos, tengo mucha experiencia y asesoramiento desinteresado que ofrecer.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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