Dentro de las opciones de financiación ajena, tenemos los préstamos de familiares, los préstamos convencionales de los bancos y los créditos rápidos, también llamados créditos sin nómina. En este post te explico en qué consiste este tipo de financiación y sus pros y contras frente a sus alternativas clásicas.
Tabla de Contenidos
Créditos sin nómina
Cuando las circunstancias aprietan y no se tienen recursos, hay muchos consumidores que recurren a la financiación ajena para solucionar problemas transitorios de liquidez. Esto no es de por sí ni bueno ni malo siempre que el dinero prestado se utilice para cubrir necesidades y no tanto caprichos o gastos superfluos.
Y no tiene por qué ser malo siempre que uno sea consciente de en cuánto se endeuda, a qué precio (tipo de interés) y cual es su compromiso de devolución del dinero prestado.
El perfil del usuario de estos préstamos o créditos que se conceden al instante es el de un usuario de tecnología, conectado, que vive en ciudades grandes, comprador online y que busca soluciones rápidas a sus necesidades de financiación. Por ejemplo, personas que en un momento dado han de hacer frente a un gasto extraordinario inesperado. O que necesitan un dinero transitoriamente a la espera de un ingreso que está por venir.
Características
Las principales características de este tipo de préstamos sin nómina son:
- Son préstamos de pequeña cuantía: las cuantías son pequeñas, entre unos 100 y 300 euros, aunque también los hay de cuantías superiores. Esto está relacionado con la finalidad de estos préstamos, que no es otra que salir del paso, atender un gasto inesperado, poder resolver un problema puntual de dinero, etc.Por su parte, los préstamos personales convencionales de los bancos suelen concederse por cuantías muy superiores con la finalidad de comprar bienes muebles (por ejemplo, un coche), hacer una reforma en casa, pagar una formación cara, etc.
- Se conceden por plazos de devolución cortos: normalmente no pasan de los 6 meses de vida, con lo cual, los intereses pagados al final del préstamo no parecen elevados (aunque lo son si se analizan con detenimiento sus condiciones financieras).
- Se conceden al instante, online y sin mucho papeleo. Es decir, que no requieren que aportes una nómina aunque sí demostrar que tienes ingresos más o menos estables. Esto es así porque las cuantías son pequeñas.Ahora bien, eso no quiere decir que el prestamista, cuando subas tus datos personales en el formulario online de solicitud, no analice tu historial de pagos y te pueda denegar la aprobación si no confía en tu capacidad de devolver el dinero.
- El coste del préstamo se expresa por medio de la tasa anual equivalente TAE (incluye el tipo de interés nominal y cualquier comisión o coste ligado a la concesión del préstamo). Pero al concederse en períodos de tiempo muy inferiores al año y ser la TAE un indicador anual, su TAE es muy elevada.
Diferencia entre créditos y préstamos
Los préstamos son contratos en los que una entidad financiera nos entrega una cantidad cierta de dinero, con un coste dado por las comisiones y tipo de interés que nos pueda aplicar, a devolver según un calendario de pagos conocido y cierto. En este tipo de financiación se suele devolver cada mes una cantidad prefijada.
En los primeros meses de vida del préstamo, una gran parte de la cuota mensual a devolver al prestamista son intereses, y una parte menor, amortización del capital. Y al final de la vida, a la inversa: los intereses de la cuota son menores que la amortización de capital. Una vez devuelta la última cuota, el contrato de préstamo finaliza, y ninguna de las partes debe nada a la otra.
Por su parte, en los créditos (líneas de crédito) se pone a nuestra disposición una cuantía máxima que la entidad nos concede en función de nuestra solvencia, análisis de riesgos, ingresos estables demostrables, etc. El usuario puede disponer de parte o de toda la suma del crédito concedido mientras esté en vigor el crédito. Pero solo paga intereses periódicos sobre la cantidad dispuesta en cada momento (cada mes, por ejemplo). Y no por el total concedido.
En ambos casos, el usuario prestatario del dinero adquiere la obligación de pagar las cuotas periódicas pactadas con el prestamista. Si no lo hace, se establecen penalizaciones, comisiones y recargos que no son nada deseables. Así que merece la pena tomarse en serio cualquier contrato de préstamo o de crédito. Pedir financiación es un acto de responsabilidad.
Deber de devolver el dinero
El lado menos amable de estos créditos sin nómina, al igual que cualquier otra forma de financiación ajena es que hay que ser serios y conscientes de nuestro deber de devolver el dinero que nos han prestado más los intereses en las cuotas periódicas estipuladas.
Si dejas de pagar una cuota en el plazo convenido, incurrirás en costes y comisiones por impago. Y puede que pases a formar parte de un registro de morosos (ficheros de solvencia patrimonial y de crédito).
Es posible además, si aún así sigues sin pagar, que tu préstamo pase a ser gestionado por el departamento de impagados de la entidad prestamista. Y que más adelante, esta entregue tu caso a una empresa de recobros de deuda.
Normativa aplicable
Los préstamos y créditos sin nómina online están sometidos a dos leyes importantes:
- Ley 16/2011, de 24 de junio, de contratos de créditos al consumo.
- Ley 22/2007, de 11 de julio, de comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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