Los seguros son mecanismos organizados de protección contra la ocurrencia de contingencias en la vida. Si hay un suceso que inevitablemente nos llegará a todos aunque no sepamos cuándo (una contingencia cierta) es la muerte. Y dejar este mundo, desgraciadamente, tiene implicaciones de todo tipo para familiares del fallecido, ya que el precio de un entierro y del funeral a veces pueden ser inasumibles. En este post voy a reflexionar sobre quién debería contratar un seguro de decesos y cómo hacerlo bien.
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Parte importante de nuestra vida económica
Varias veces habrás podido leer en Finlit mi opinión sobre los seguros en general. La principal es que los seguros compran tranquilidad.
Otra opinión es que ningún seguro debe ser percibidos como un gasto. No son un gasto corriente. Más bien son una inversión personal igual que la empresa dota provisiones para proteger su futuro. También habrás leído que el importe anual de un seguro (la prima) nunca debe ser comparada con el bienestar que tengo que sacrificar para pagar la prima. Por ejemplo, el peor cálculo que podemos hacer en nuestra vida económica es comparar los 200 euros de la prima anual de un seguro con lo que podría haber hecho con esos 200 euros.
Por último, me habrás leído que las contingencias que cubren los seguros son más probables que ocurran que te toque la lotería o la bonoloto. Y en el caso de la muerte, ahí nadie tiene dudas, ¿verdad?
El seguro de decesos
El artículo 106 bis de la Ley de Contrato de Seguros (Ley 50/1980 de 8 de octubre) habla del seguro de decesos en estos términos:
1. Por el seguro de decesos el asegurador se obliga, dentro de los límites establecidos …… en el contrato, a prestar los servicios funerarios pactados en la póliza para el caso en que se produzca el fallecimiento del asegurado.
El exceso de la suma asegurada sobre el coste del servicio prestado por el asegurador corresponderá al tomador o, en su defecto, a los herederos.
Cuando morimos, como personas con derechos y obligaciones civiles, dejamos a nuestros familiares directos una serie de derechos y obligaciones (herencia), pero también una serie de gastos del funeral. Hablamos del transporte del fallecido, su velatorio, su entierro o incineración, ataúd, coronas de flores, misa, etc.
Algunas revistas de Consumo han tasado el coste de estos servicios funerarios entre 3.000 y 6.000 euros, dependiendo de la calidad de los materiales empleados en el ataúd, del transporte y de los servicios solicitados por los familiares.
Los seguros de decesos ayudan al tomador y asegurado a dejar cubiertos todos esos gastos el día en que se produzca su fallecimiento. Aunque se conocen vulgarmente como el «seguro de los muertos», en España son una de las modalidades de seguros más contratadas. Y lo son porque los españoles somos bastante cuidadosos con la herencia que dejaremos a nuestros hijos el día de mañana. Dentro de ese afán, muchos quieren dejar pagado «su entierro», el día de su desaparición.
Como muestra de la popularidad de este tipo de seguros, según la revista de consumo, Consumer, siete de cada diez entierros en 2008 en España fueron cubiertos por un seguro de decesos. Una buena parte de ellos fueron contratados por ciudadanos extranjeros procedentes de la inmigración y residentes en España. La preocupación de estos es, obviamente, no dejar cargas a sus familiares en el país de origen e incluso asegurar la repatriación del cadáver si se fallece en España.
Quién debe contratar un seguro de decesos
La respuesta a esta pregunta es compleja. En principio, prácticamente todo el mundo a partir de una edad de madurez debería tener cubiertos los gastos de su sepelio. Esto es un acto de responsabilidad (y de amor) hacia las personas que queden tras nuestra partida.
Obviamente, las personas opulentas y con recursos suficientes no tendrán la necesidad financiera de contratar un seguro de decesos. Pero probablemente serán personas responsables que, igual que hacen testamento para dejar su herencia ordenada, dejan por escrito el tipo de funeral que desean como última voluntad. Y lo dejan pagado, para no impactar las economías de sus herederos y ahorrarles discusiones sobre quién pagó qué en el funeral.
Otro colectivo que debería asegurar su sepelio son las personas con economías ajustadas. Sobre todo las que tienen personas a su cargo que quedarán afectadas económicamente cuando tengan que afrontar esos 3000 a 6000 euros del coste de un funeral.
También las personas inmigrantes que un día se tuvieron que separar de su familia para poder venir a trabajar a un país más próspero que el suyo. Aquí la necesidad del seguro es doble: no impactar económicamente a sus familiares en el país de origen. Y asegurarse la repatriación del cadáver para que descanse en su país de nacimiento.
Hay facilidades
En el fondo el seguro de decesos requiere constituir una suma suficiente y actualizada para atender los gastos que queramos cubrir. Es decir, somos nosotros quienes decidimos qué servicios e importes queremos dejar cubiertos el día de nuestro fallecimiento.
Dependiendo de si se dispone de recursos económicos o no, el seguro se puede contratar mediante el pago de una prima única una sola vez. O incluso se podría ir pagando en primas periódicas de bajo importe durante varios años.
Una vez cubierto el objetivo de ahorro deseado, ya no tendríamos que abonar más dinero. El resultado sería disponer de una bolsa ahorrada suficiente para pagarnos los gastos del sepelio.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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