¿Te has preguntado alguna vez a qué huele el dinero que manejamos en nuestras manos e intercambiamos, manoseamos y guardamos en nuestra cartera para comprar o vender cosas? Ya sean billetes o monedas, hay que reconocer que el dinero es algo «sucio» (todavía recuerdo a mi abuela Wigberta envolver el dinero en papel de estraza para no entrar en contacto con él y darme «pescozones» de niño, si no me lavaba las manos tras hacer una compra en el bazar de la esquina). El dinero es sucio pero a la vez fascinante porque lo podemos haber ganado con el sudor de nuestra frente, con nuestro honrado trabajo, y sin embargo, lo que pasa por nuestras manos puede haberlo hecho antes en manos menos nobles, menos puras. Pero oler, no sabríamos decir a qué huele.
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Pecunia non olet
Si hay una anécdota histórica que debes conocer en relación con el dinero y su olor (o su «falta de olor») es la del emperador Tito Flavio Vespasiano, que gobernó el Imperio romano desde el año 69 hasta el año 96 después de Cristo y su hijo Tito.
Suetonio cuenta la anécdota en sus Vidas de los Doce Césares (De vita Caesarum), en el apartado reservado a la vida de Vespasiano.
Cuenta Suetonio que Tito, hijo del Emperador, una vez le reprochó haber creado un impuesto por el uso de los urinarios públicos que había instalado previamente a lo largo y ancho de la ciudad. La conversación debió, más o menos, ser así:
¿Padre, no creéis que exigir dinero por la pudenda necesidad de usar un urinario público es de alguna manera indecoroso para el Emperador y para el Imperio al que representa?
A lo que Vespasiano, brillante y clarividente, tomó una moneda de su bolso y acercándola a la pituitaria de su hijo Tito, le interrogó sobre el olor del dinero. «Huele la moneda, hijo. ¿A qué huele?»
Non olet. Pecunia non olet, respondió admirado en latín Tito ante su descubrimiento.
Y terminó la lección Vespasiano:
no Tito, el dinero no huele. Y sin embargo, es producto de la orina.
Sánchez Ferlosio
Rafael Sánchez Ferlosio es un escritor español de la generación de los años 50. Lo conoces seguro por su inolvidable El Jarama o por Alfanhuí.
En su libro de ensayos Non olet, el escritor introduce la anécdota sobre el no olor del dinero. Ferlosio dice que Vespasiano, con su ocurrencia «había salido en defensa de la singular virtud de la moneda de no dejarse impregnar por cualidad alguna de los objetos y servicios que con él se pagan, saliendo inmaculadamente limpio de toda transacción».
Continúa Ferlosio: «El tráfico comercial, el fluir y refluir de todas las cosas que se compran y se venden mediante la moneda, discurre en algún momento, una o cien veces, por las letrinas públicas de Vespasiano».
Aprendizaje
El dinero no huele, no deja trazo, sean los fines con los que se consigue o se usa espurios, delictivos o bienintencionados. Tenlo en cuenta y consigue tu dinero con trabajo. No hay otra forma.
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
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